Eduardo Frezzi: “Vieja, quédate tranquila que no me voy a una guerra

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Eduardo Frezzi, un excombatiente argentino, rememora con emoción y entereza los eventos que marcaron su vida hace más de cuatro décadas. A sus 26 años, cuando se encontraba inmerso en sus estudios universitarios y en su labor como profesor, recibió una carta del Ejército Argentino que cambiaría su destino de manera inesperada.

Nacido en La Carlota, en el sur de la provincia de Córdoba, Frezzi se había trasladado a Villa Mercedes para estudiar ingeniería química industrial, con la esperanza de forjar un futuro prometedor en medio de tiempos difíciles para el país. Sin embargo, la convocatoria al servicio militar obligatorio lo llevó a tomar un rumbo inesperado.

El 2 de febrero de 1982, Eduardo se unió al Ejército y pronto fue destinado a Colonia Sarmiento, en la provincia de Chubut, como soldado conscripto. Su destino lo llevó al conflicto en las Islas Malvinas, donde desembarcó el 2 de abril de ese mismo año. Permaneció en las islas hasta el 21 de junio, cuando fue hecho prisionero de guerra y trasladado a un buque inglés en Puerto Madryn, tras la rendición.

Los detalles de su experiencia en el conflicto no fueron abordados en la entrevista; sin embargo, Frezzi compartió cómo logró reconstruir su vida después de la guerra. Como muchos otros veteranos, enfrentó desafíos significativos en la posguerra, y destaca que el entendimiento entre ellos y la sociedad llevó años.

“Para mí la posguerra fue muy dura. Creo que para muchos fue una situación muy difícil de sobrellevar. Tal es así que hay más muertos por suicidios en la posguerra que víctimas de la guerra propiamente dicha, eso da un importante dato de lo que fue el después”, expresó Frezzi con notable entereza.

Después del conflicto, Eduardo regresó a su hogar en La Carlota, donde fue recibido con alegría por su madre. En un emotivo gesto, le colgó el mismo rosario que ella le había entregado antes de partir hacia Malvinas. Este gesto se repitió en 2016, cuando Eduardo regresó a las islas junto con otros excombatientes, y su madre, una vez más, le entregó el rosario.

La historia de Eduardo Frezzi es un testimonio conmovedor de resiliencia y esperanza, que destaca la importancia del apoyo y la comprensión hacia aquellos que han vivido experiencias tan difíciles como la guerra.

Nota: CM