Fue una de las políticas públicas que generó empleo para miles de trabajadores, dándoles al mismo tiempo la oportunidad de capacitarse y obtener un desarrollo personal.

La mirada social sobre la inclusión desde la cultura del trabajo nació allá por 2003, cuando el entonces gobernador de la provincia, Alberto Rodríguez Saá, puso en pie su proyecto de garantizar trabajo para todos los puntanos. “Estaba haciendo la gira como candidato a gobernador, en 2001. La gente me decía que quería trabajo”, explicó sobre las bases que dieron origen al proyecto.

“En Concarán comenzó a hablar una chica, Ana María, y pedía trabajo. ´Yo fui feliz en el secundario, llena de amigas y amigos: Cuando termino me mandan a Río Cuarto a estudiar, y en la crisis de 2001, mis papás me dicen que no pueden seguir pagándome los estudios y me vuelvo, a mis amigos de acá les pasaba lo mismo. Quiero trabajo´, dijo con los ojos llorosos y sonaron justo las campanas de la iglesia – explicó el primer mandatario puntano y siguió – Dije, voy a hacer un plan para darle trabajo a todos los puntanos y me volví pensando en cómo hacer. Así nació el Plan de Inclusión”, narró.

Este momento marcó el inicio de una iniciativa que cambiaría la vida de los puntanos. “La inclusión es necesaria, pero hacía falta un plan. El plan era que la gente trabaje, cultura de trabajo, un horario y una remuneración”, expresó Rodríguez Saá.

Desde sus comienzos, la iniciativa logró ser exitosa e incluir a todas las personas que encontraron un espacio para trabajar y continuar con sus profesiones. “Es para todos, universal, para las mujeres mayores de 80, 70, 60 años, las madres solteras, personas con discapacidad”, continuó el gobernador y destacó la posibilidad de acceder a un empleo para quienes son usualmente marginados por otros sectores laborales.

“El trabajo funciona como ordenador, si tenés 40 años y lo perdés, es vergüenza y dolor y no sé si te animas a contárselo a tu familia. Después te levantas a buscar, pero no sabes a donde ir”, expresó Rodríguez Saá en relación a la importancia de sostener el empleo en momentos de crisis.

“Dio buen resultado, pero con mucha lucha”, aseguró el gobernador y agregó que se trató, en su momento de una política criticada, que con el paso de los años demostró su éxito con el trabajo de todos los beneficiarios.

“Convertimos el basural del río San Luis, lo transformamos en un parque. Subimos a los tanques, en la epidemia de gripe A y hepatitis, para limpiarlo. Modificamos el dique San Francisco para evitar las crecidas. Somos los que plantamos árboles en el Río V y alrededor de la ruta”, reivindicó Rodríguez Saá con el orgullo de un modelo de inclusión que hoy cuenta con más de la mitad de sus beneficiarios transitando capacitaciones para alcanzar la inserción laboral y el crecimiento profesional.