El libertario capitalizó el llamado “voto bronca” y arrasó en las urnas. Con su ácido discurso contra la “casta política”, se alzó con una disparatada victoria y mira al resto desde arriba de cara a las generales de octubre.
Que Javier Milei se haya convertido en el precandidato presidencial más votado en las elecciones primarias, además de significar un acontecimiento sin precedentes en la Argentina, enciende gigantescas luces de alarma para la política tradicional, castigada hoy con fuerza por el llamado “voto bronca” de la sociedad.
El economista libertario arrasó en las urnas y quedó ubicado en una posición por demás expectante de cara a los comicios generales del 22 de octubre próximo, tras obtener un resultado impensado que, como de costumbre, ningún encuestador de renombre fue capaz de anticipar.
El líder de La Libertad Avanza (LLA) se imponía esta noche en provincias como La Pampa, Chubut, Tucumán, San Juan, Misiones, San Luis, La Rioja, Neuquén, Río Negro, Tierra del Fuego y Salta, pero también en distritos cardinales como Córdoba y Santa Fe, de igual modo que en Mendoza, Jujuy y Santa Cruz.
Es decir, ganaba en Córdoba por delante de Juan Schiaretti, el saliente gobernador provincial y también aspirante a la Jefatura de Estado nacional; en los terruños de los precandidatos a Vicepresidente de Juntos por el Cambio (JxC) Gerardo Morales (Jujuy) y Luis Petri (Mendoza), y en el pago chico kirchernista de Santa Cruz, además de la estratégica Santa Fe. Incluso en la provincia de Buenos Aires se consolidaba como el contrincante a la Jefatura de Estado más votado.
Su histórico rendimiento electoral, con una mejora de más de 25 puntos porcentuales con relación al desempeño que alcanzó en los comicios legislativos de 2021, dejó incluso relegado a un segundo plano el resultado de la interna más encarnizada que ofreció en las últimas semanas la política doméstica de cara a las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias (PASO) de este domingo: la que se desarrolló en JxC.
En el búnker de la alianza opositora, en Parque Norte, y después de meses de asperezas entre ambos, se produjo finalmente un abrazo de camaradería entre Horacio Rodríguez Larreta y Patricia Bullrich, que doblegó en las urnas al alcalde porteño (como sí preveían distintos encuestadores) y en octubre próximo será la representante de JxC en la carrera por la Presidencia de la Nación: ¿la votarán los moderados del PRO y del radicalismo? Claramente eso está por verse.
Kicillof, fortalecido en la Provincia
Los votos de Bullrich, incluso, motorizaron la precandidatura a gobernador bonaerense de Néstor Grindetti, que superaba por escaso margen a Diego Santilli, aunque en la Provincia el dirigente con mayor respaldo en el cuarto oscuro -por lejos- fue Axel Kicillof, que fortaleció así sus aspiraciones de reelección.
De cualquier modo, pese al éxito de Unión por la Patria (UxP) en estas PASO en el distrito bonaerense, el oficialismo recibió un golpe significativo con el ministro de Economía, Sergio Massa, a la cabeza, al ubicarse este domingo en un opaco tercer lugar, por detrás de LLA y de JxC. El “voto bronca” o “voto castigo”, luego de la decepcionante labor de Alberto Fernández como presidente en particular, y del peronismo en el poder en general en los últimos tres años y ocho meses, le asestó un puñetazo a la mandíbula a la alianza gobernante.
UxP queda tambaleando en el escenario político nacional de cara a las elecciones generales de octubre, aunque es cierto que desde la gestión probablemente tenga más chances de redimirse que, por ejemplo, JxC, que redondeó un preocupante desempeño si se toma en cuenta que perdió nada más ni nada menos que ¡casi 15 puntos porcentuales! con relación a 2021.
En los comicios legislativos de hace dos años, JxC había reunido el 42,72 por ciento de los sufragios, contra 34,56% del Frente de Todos y apenas un 5,55% de LLA. Esto quiere decir que Milei logró seducir tanto a los votantes de centro derecha de la ex agrupación Cambiemos como a los desencantados de la administración Fernández y de la política tradicional en general.
“Que se vayan todos, que no quede ni uno solo”, cantaban en la noche de este domingo los militantes libertarios en el búnker porteño de LLA, al celebrar el casi disparatado triunfo de Milei (por la enorme cantidad de respaldo que recibió en las urnas). Se trata ese de un grito de guerra que solían entonar miles de argentinos hace más de 20 años, tras la ruidosa caída del gobierno de Fernando de la Rúa de 2001.
Realmente poco tienen que ver aquellos hastiados de la política vernácula con estos seguidores de Milei, pero la esencia de su hartazgo es similar y ciertamente enciende luces de alarma enormes con vistas a octubre. Se acrecienta incluso la incertidumbre con respecto a lo que pueda ocurrir en esa votación al observar que Massa apenas si pudo defender el “voto cultural” peronista en el ámbito nacional: aquel objetivo de mínima de llegar al balotaje parece hoy algo más lejano para UxP e imprevistamente más cercano para el desfachatado economista libertario que reniega a gritos de la “casta” y luce decidido a ir por más.
NA