Las sanciones a Rusia impactarán en la inflación y el crecimiento global

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Las sanciones impuestas incluyen el congelamiento de los activos del banco central ruso, la focalización en individuos rusos adinerados y algunos bancos estatales, la restricción parcial del acceso al sistema de pagos internacionales Swift y la suspensión de Alemania de su proyecto de gasoducto ruso.

El efecto de las sanciones económicas impuestas por el Reino Unido, EEUU y otras naciones en respuesta a la invasión de Rusia a Ucrania, está comenzando a impactar en la economía global y el resultado ya se percibe en precios más altos, según analistas británicos.

Rusia, una de las economías más grandes del mundo, proveedora clave de productos básicos, en particular energía y alimentos, ha sido golpeada por sanciones sin precedentes de Occidente.

Las sanciones impuestas incluyen el congelamiento de los activos del banco central ruso, la focalización en individuos rusos adinerados y algunos bancos estatales, la restricción parcial del acceso al sistema de pagos internacionales Swift y la suspensión de Alemania de su proyecto de gasoducto ruso.

Un análisis publicado este lunes por el Instituto Nacional de Investigación Económica y Social británico estima que las sanciones sobre el comercio con Rusia es uno de los obstáculos que está perjudicando la economía global, así como el riesgo político y la incertidumbre que pueden aumentar los índices de ahorro y hacer que las empresas sean más reacias a invertir.

Según los autores, Patricia Sánchez Juanino y Stephen Millard, la emigración a gran escala desde Ucrania que se está produciendo, basado en una estimación de ACNUR, que podría haber 4 millones de refugiados a medida que se desarrolle la crisis, presentará desafíos demográficos sustanciales, principalmente para Europa occidental con un mayor gasto público.

También estiman que el conflicto aumente el gasto militar en la OTAN, que impactará debido a los gastos de defensa como los de asistencia a los refugiados aumenten la presión sobre los recursos y, por lo tanto, la inflación.

“Estimamos que el crecimiento del PIB de la zona euro caerá entre un 0,9% y un 3,0% en 2022 y entre un 0,7% y un 1,8% en 2023, en comparación con nuestro pronóstico de febrero. También esperamos que la inflación suba a 5,5% en 2022 y 2,1% en 2023, frente a las previsiones que teníamos de 3,1 por ciento en 2022 y 1,3% en 2023 en el pronóstico de febrero”, indicaron.

“Si las sanciones se extendieran a las exportaciones de energía rusas o si Rusia redujera sus exportaciones de gas como herramienta de apalancamiento, los precios de la energía en Europa aumentarían vertiginosamente, aumentando las posibilidades de recesión junto con una inflación significativamente más fuerte”, precisaron.

Juanino y Millard explican que si bien Ucrania no es un socio comercial importante para ninguna economía fuerte, países como China, EEUU, Alemania, Francia e Italia representan algunos de los principales socios de importación de Rusia.

“Las economías de Ucrania y Rusia son proveedores clave de productos básicos, incluidos titanio, paladio, trigo y maíz. Las interrupciones en la cadena de suministro de estos productos básicos mantendrían los precios altos, lo que se intensificaría para los usuarios de dichos productos básicos (incluidos los fabricantes de automóviles, teléfonos inteligentes y aviones)”, añade el texto.

Para los analistas, también una escalada significativa en los precios de la energía debido a que Rusia es uno de los mayores productores de petróleo y exportadores de energía del mundo, conducirá a una mayor inflación.

A nivel global, estimaron que los costos de energía más altos, con suministros ya ajustados, significan un traspaso notable a los precios minoristas.

“La Unión Europea (UE) es la más vulnerable de las principales economías, dados los vínculos comerciales, la dependencia de la energía rusa para satisfacer más del 60 por ciento de sus necesidades energéticas y la dependencia del suministro de alimentos”, subrayaron.

En el caso del Reino Unido, los expertos, dicen que los británicos extraen la mayor parte de sus importaciones de gas de Noruega y producen una parte considerable de sus propias necesidades de gas, por lo que las interrupciones en el suministro serían menos probables, pero sufriría por los precios mayoristas de gas más altos.

El primer ministro, Boris Johnson, ya advirtió que “uno de los riesgos de la aventura de Putin es que podría haber un repunte en los precios del petróleo”.

El precio de estos combustibles está ligado al crudo Brent, el petróleo más importante utilizado en Europa.

Fuente: Télam